Martes 10 de diciembre

¡Canten salmos al Señor, porque sus obras son magníficas!

Isaías 12,5

El versículo de hoy nos invita a reflexionar sobre la gratitud que debemos sentir hacia Dios por la maravillosa creación que nos rodea. Cada elemento de la naturaleza, desde las majestuosas montañas hasta las diminutas flores, es una manifestación de la obra de Dios, y esta obra es, sin duda, magnífica.
La sociedad de consumo nos empuja a mirar lo material y a menudo pasamos por alto la belleza y la complejidad de la creación que nos rodea. Este versículo nos recuerda la importancia de detenernos, observar y apreciar, dando gracias a Dios por ello. La gratitud nos conecta con lo divino y nos llena de humildad al reconocer que somos solo una pequeña parte de esta vasta creación.
Sin embargo, la reflexión no debe detenerse en la gratitud, sino que también nos lleva a la responsabilidad. Como seres humanos, tenemos la responsabilidad de cuidar y preservar esta creación. No podemos ser indiferentes a la degradación del medio ambiente, la extinción de especies y el cambio climático que amenazan la obra magnífica de Dios. Cuidar de la naturaleza es una forma de adoración y un acto de amor hacia nuestro creador.
Además, dentro de esta creación, estamos nosotros mismos, junto con nuestros semejantes. Velar por su cuidado implica proteger a nuestros hermanos y hermanas de la violencia, la injusticia y la opresión. Como seres humanos, tenemos la responsabilidad moral de ser guardianes de la creación y defensores de la justicia y la igualdad.
Hoy, la palabra de Dios nos llama a la gratitud y la responsabilidad. Debemos cantar salmos al Señor por sus magníficas obras en la naturaleza y también comprometernos a cuidar y proteger tanto la creación como a nuestros semejantes. Es un llamado a vivir con gratitud y acción, a ser custodios de lo que Dios nos ha dado y a trabajar por un mundo más justo y equitativo.

Patricio Link

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