Entonces salieron los discípulos a decirle a la gente que se volviera a Dios.

Marcos 6,12

Jesús tenía suficiente poder para realizar por sí solo su ministerio aquí en la tierra, pero prefirió hacerlo acompañado por sus discípu-los. Ellos eran personas imperfectas como nosotros; sin embargo los eligió. Tampoco los envió individualmente, sino de dos en dos para hacer misión; ellos debían ir prácticamente con lo puesto, llevando la palabra de Dios de casa en casa, invitando a la gente a volverse a él. Jesús también les dio autoridad para curar los enfermos, incluso a los que tenían algún espíritu impuro, dice el texto, ya que antiguamente se creía que lo que hoy conocemos como enfermedades mentales, les sucedía porque estaban endemoniados.

Jesús también nos llama a nosotros, al igual que a sus discípulos en aquel entonces. Nos elige todos los días, nos invita a seguirle, a trabajar por su reino en el lugar en que estemos: en nuestras familias, en nuestros vecindarios, en nuestros lugares de trabajo y en la iglesia. Es una tarea que nos asigna a todos.

Tal vez pensemos que no somos los indicados o que no estamos preparados para hacerlo. Pero solamente basta con que estemos dis-puestos a ponernos en sus manos y a dejarnos guiar por su Espíritu Santo. Él es quien actúa por medio de nosotros y eso implica nuestro compromiso, fe y entrega a Dios. Como dice el apóstol Pablo en su carta a los Efesios 4,6: “Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos”.

Iris Bender

Marcos 6,7-13

 

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