Martes 12 de noviembre


Tú Señor eres mi todo, tú me colmas de bendiciones; mi vida está en tus manos.

Salmo 16,5

Compartimos nuestra fe invocando a Dios, quien es la fuente de misericordia. En este día, las palabras del salmista nos alumbra. Hoy deseamos hacer nuestra esta oración llena de esperanza y fortaleza en medio de nuestras oscuridades y fragilidades. Al igual que el autor expresa con profundo sentimiento su confianza en Dios y lo reconoce como la fuente de toda bondad que lo rodea, nosotros también deseamos volvernos a esas manos amorosas que nos sostienen, guían, contienen y dan forma a nuestra vida.
Sí, Señor, ¡Tú eres mi todo! Ayúdame a tenerlo presente en cada momento de mi vida, tanto en la alegría inesperada como en los momentos dolorosos que aprietan mi corazón. Guíame para que pueda reconocer y descubrir tus bendiciones en cada paso, ya que es tu presencia la que trae bondad incluso en medio de situaciones difíciles de sobrellevar, entender o vivir. Por todas estas razones y por las muchas circunstancias que no puedo mencionar en estas pocas palabras, Señor, te pido que me ayudes a mantener esta conexión contigo. Y si en algún momento, durante un período corto o incluso durante toda una vida, sentí que me alejé de tu mano, hoy reconozco que es en tus manos donde quiero y necesito estar.
Son tus manos las que nos rescatan de nuestro abandono, las que nos buscan y envían a los olvidados de esta tierra, aquellos y aquellas que tienen un gran valor a tus ojos. Son tus manos las que nos guían para ser protectores y protectoras de este mundo. Permíteme regresar a ellas, envuélveme en tu amor, reúnenos de nuevo, Señor.

Marisa Andrea Hunzicker

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