Martes 15 de abril

 

Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo.

 

Salmo 116,14

 

¿Hemos pensado alguna vez en las promesas que hemos hecho, tomando a Dios como testigo? Parece ser que prometer, dar la palabra y hacer un compromiso, la mayoría de las veces, puede ser enviado al olvido.
Como cristianos y cristianas, hemos prometido cuidar y educar a nuestros niños en el camino de Jesús, ser honestos, fieles, sobrios, justos, etc. Pero la verdad es que el compromiso muchas veces cae en el olvido.
Recordamos que hace varios años, al inicio de una Semana Santa, hicimos un ejercicio con niños de la escuela dominical. Les preguntamos qué significaba para ellos esa semana, qué recordaban en esos días. Eran muchos niños y niñas, todos bautizados en la comunidad de fe. Sus padres, padrinos y la comunidad habían hecho promesas… Las respuestas fueron: son vacaciones, vamos a pescar, nos regalarán huevos de chocolate. Pero ninguno de ellos mencionó a la persona de Jesús y lo que recordamos o celebramos en Semana Santa.
El texto del salmista dice: “Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo”. En silencio y oración, preguntémonos cuántas promesas incumplidas tenemos. Transitemos esta semana por nuevas sendas de compromiso y acción, poniendo la mirada en Jesús y siguiendo sus pasos, sus palabras y sus enseñanzas.
Porque no sólo entonces nuestra historia / cobró sentido al paso de Jesús,/sino que aún brilla su presencia y gloria / en estos tiempos ávidos de luz.
“Porque en las páginas de su palabra /los pensamientos del eterno Dios/siguen hablando a la conciencia humana / con el acento cierto de su voz” (Canto y Fe número 166).

 

Doris Arduin, Germán Zijlstra

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