Lo que sí confieso es que sirvo al Dios de mis padres de acuerdo con el Nuevo Camino que ellos llaman una secta, porque creo todo lo que está escrito en los libros de la ley y de los profetas.

Hechos 24,14

¿Estamos dispuestos, como cristianos, todos y cada uno de nuestros días, defender fervientemente nuestra fe en un Dios vivo, en un Dios trino? ¿Somos capaces de llevarla adelante en todos los ámbitos de nuestra vida, más allá de los calificativos que nos puedan proveer, ya sea que los demás (el mundo y las tentaciones) nos tilden de místicos, religiosos o anticuados?

¿Somos realmente capaces de confesar a nuestro Dios más allá de las miradas de los demás y sus consecuencias?

Imagino lo difícil que deben haber sido los tiempos de los inicios de la Iglesia o aquellos en los que nacían las iglesias evangélicas con una fuerte convicción en la palabra de Dios, las persecuciones y muertes que debieron soportar y, más allá de ello, no negaron su fe en Dios y sus creencias.

El mundo y las tentaciones intentan a diario doblegar nuestras convicciones, pero todos debemos afrontar circunstancias adversas a fin de que nuestro carácter adquiera la firmeza que se requiere para cumplir fielmente el propósito divino.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquél que nos amó. (Romanos 8,37)

Verónica Schmidt

Hechos 24,1-21

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