Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: “Paz a ustedes”.

Lucas 24,36

Es realmente interesante cómo cada evangelista pone énfasis en la aparición de Jesús a sus discípulos. Mateo dice que algunos dudaban. Marcos habla de la falta de fe y terquedad, ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Juan habla de que están reunidos en un lugar cerrado y con miedo. Lucas cuenta que están reunidos y que la aparición de Jesús causa espanto: Sobresaltados y aterrados.

Jesús se hace presente en medio de ellos y dice: “¡Paz a ustedes!”. Es el saludo más frecuente de Jesús, que resonó en medio del encierro. Ellos conocían este saludo, pero en un primer momento les genera pánico; porque sólo un espíritu se presenta sin anunciarse en medio del encierro, donde uno se puede imaginar cosas.

Pero una vez más, igual que con los discípulos de Emaús, Jesús les habla y los invita a que vean y toquen sus manos y pies. Sus palabras van creando confianza, porque buscan restaurar vidas. Jesús les ayuda a superar el miedo y la incredulidad. Comparte con ellos la comida y sus palabras, que buscan darle sentido a la vida y a la fe. Poco a poco el camino se aclara, el encierro pierde poder sobre ellos. Pasan del espanto al entendimiento. Van comprendiendo que el camino no es el encierro ni el miedo que paraliza. Hay que salir, hay que continuar el camino.

¿Cómo estamos nosotros hoy? ¿Encierro, miedo? Dejemos que nuestro Dios nos ayude a encontrar paz y luz en medio de tantas crisis y dificultades que vivimos en la vida.

Mario Gonzales

Lucas 24,36-39

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