¡Llénenme de alegría viviendo todos en armonía!

Filipenses 2,2

Un anciano sabio dijo: No puede haber bendición de Dios en una comunidad si sus miembros no se reconcilian, si los pastores tampoco lo hacen. No se puede bendecir lo que Dios no bendice.

Pablo nos dice que debemos ser coherentes con la fe que profesamos. Nuestra conducta debe reflejar nuestra consagración a Cristo. La pregunta es, ¿cómo se logra esto?

-El creyente debe mantenerse firme en su fe. Debemos estar unidos más allá de los problemas que existen.

-El cristiano nunca debe perder la esperanza ni rendirse en la lucha contra el mal. Debe tener un carácter templado y tranquilo para enfrentar los momentos difíciles.

El peligro que sigue amenazando a las iglesias es la desunión. Muchas veces el fanatismo puede llevar a enfrentamientos.

Debemos recordar que:

-Seguir a Cristo implica mantenerse unidos. No se puede estar en desunión con el prójimo y pretender estar unido a Cristo.

-El amor de Cristo nos debe mantener en comunión con él y con el prójimo.

-El Espíritu Santo une al ser humano con Dios y con los demás. El que vive en desunión no refleja la presencia del espíritu de Dios en su vida.

-No fuimos creados para vivir enfrentados unos con otros. Fuimos creados para vivir en el amor.

Por último, no puede haber felicidad auténtica sabiendo que hay desunión en la Iglesia. Si queremos la verdadera felicidad debemos vivir en armonía con el Señor y con el prójimo. Sólo así la bendición de Dios reinará.

Amémonos, hermanos, y al mundo pecador mostremos cómo viven, los que salvados son. (Culto Cristiano Nº 133)

Amalia Elsesser

Filipenses 1,27-2,4

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