Mi vida está en tus manos; ¡líbrame de mis enemigos, que me persiguen!
Mira con bondad a este siervo tuyo, y sálvame, por tu amor.
Salmo 31,15-16
Mi vida está en tus manos. ¡Qué palabras! ¡Qué regalo! ¡Qué tranquilidad pueden sugerir estas palabras! Dios nos cuida, nos sostiene y nos presta refugio. Cada día nos regala tiempo. Tiempo con la familia, tiempo en la naturaleza, tiempo con amigos. Muchas veces tomamos como algo natural el hecho de vivir, de estar con nuestros seres queridos, en la plenitud de comidas, en lugares bonitos para descansar y relajarnos. Pero ¿realmente lo merecemos? ¿Cuidamos estos lugares, estos seres queridos con la suficiente atención? ¿No es que mayormente lo tomamos como dado, como algo seguro que nuestros familiares, nuestros amigos, nuestra naturaleza está alrededor de nosotros sin cuidarlos, sin atenderlos debidamente? Dios nos regala la vida diariamente, sin condiciones. ¿Por qué no cuidamos ese regalo? ¿Qué sería si hoy nos proponemos de observar todo y a todos los que nos cruzan por el camino con más atención? ¿Qué pasaría si le sonreímos al prójimo simplemente por encontrarnos, por estar en ese momento? ¿Qué sería si observamos los pastos, los pájaros, las flores…en fin toda la naturaleza que nosotros cruzamos hoy?
Cuidemos nuestro día regalado de la mano de Dios. Cuidemos también el día de los demás.
Érica Arning