Martes 20 de febrero

Razas y naciones todas, gentes de todos los rincones de la tierra: acuérdense del Señor y vengan a él.
Salmo 22, 27

Este extenso salmo lleva por título «Grito de angustia y canto de alabanza». Se le denomina «Grito de angustia» porque el salmista implora a Dios que no lo abandone en tiempos de lamento y temor. La palabra «angustia», en su origen, significa dificultad, y es el sentimiento que nos lleva a sentir congoja y aflicción. Encontramos este término frecuentemente en el texto bíblico para describir el sufrimiento espiritual, físico y emocional causado por nuestra finitud, al darnos cuenta de que no todo está bajo nuestro control, sino en la voluntad de Dios.

Por eso, en la porción del salmo indicada para hoy, aparecen términos como alabanza, alegría, ánimo, tranquilidad y sosiego. La contraposición de la angustia es la alegría que se manifiesta en la alabanza a nuestro Creador. ¿Por qué? Porque frente a la angustia de la finitud, el salmista nos invita a recordar que la abundancia, una vida digna y justa para mujeres y hombres de todos los pueblos del mundo, solamente se producirá si nos arrodillamos delante de Él, si reconocemos su grandeza y mostramos gratitud por nuestras vidas, porque el Señor es el Rey.

El salmista también nos dice con claridad: “acuérdense del Señor y vengan a Él”. Tal vez la palabra “recordar” sea una de las más hermosas de nuestro vocabulario, porque sus raíces son «re» que significa «otra vez» y «cordar” que viene de «cardio», que significa «corazón». Entonces, significa volver a pasar por el corazón. Es decir que, a pesar de nuestras angustias y tristezas, nuestro corazón debe estar abierto a nuevas experiencias del sentir que estamos vivos por obra de quien nos creó y nos protege.

Andrea Paula De Vita
Salmo 22: 26-30
Palabra clave: recordar, esperanza

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