¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!
Isaías 1,17
En los últimos años muchos políticos, gobernantes de diferentes pueblos programan y hacen un viaje a Roma, buscando la bendición divina. En el antiguo pueblo de Israel se hacía el sacrificio en el templo de Jerusalén, pomposo y a la vista de todos.
Todo gobernante quiere tener la bendición de Dios, pero pocas veces expone ante Dios sus errores que son como “manchas” que no permiten el perdón divino.
Isaías transcribe, inspirado en la situación de su momento, que Dios ve con buenos ojos (bendice) a los gobiernos que conducen al pueblo a que se acerque al Dios Creador en el marco de la creación entera.
Esto apunta a que todas las personas que tienen la responsabilidad de orientar a la gente (ya sea político o eclesiástico) deben hacer su tarea teniendo en cuenta la vida: de las personas, de los animales, de las plantas del mundo. Estos enfoques son las “llaves” que abren el camino de acercamiento a Dios.
Dios dice: Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve. (Isaías 1,18)
Es un anuncio magistral: el amor de Dios, su presencia y el perdón. Esto abre una gran posibilidad y esperanza para gobiernos y pueblos, de que Dios está mostrando el camino para acercarse a él.
Oración:
Señor, nuestro Dios, pedimos que tu presencia se haga realidad en cada lugar donde se tomen decisiones para la mejor convivencia de los pueblos. Amén.
David Weiss
Isaías 1,10-20