El Señor ya está cansado de escucharles; y todavía ustedes preguntan: “¿Qué hemos dicho para que se haya cansado de escucharnos?” Pues ustedes han dicho que al Señor le agradan los que hacen lo malo, y que está contento con ellos. ¡Ustedes no creen que Dios sea justo!

Malaquías 2,17

Qué difícil es para muchos reconocer el mal. Generalmente por no poder hacerlo, estamos en la actitud mental de señalar el mal en los otros. Pero Dios que siempre desea lo mejor para nosotros, tiene otra actitud. Aunque a veces se muestra enojado y nos señala errores y pecados, también aunque a veces ofrece su castigo, lo hace para llamarnos la atención. Lo hace para mostrarnos en qué pecamos, pero con el único y necesario fin de posibilitar el arrepentimiento y permitir el camino al perdón.

La actitud de Dios no es ocultar su propio error. No. Ni solo señalar nuestros pecados y castigar. No. Dios busca cambiarnos, guiarnos hacia el cambio. Hacia reconocer nuestros errores que producen mal para hacer lo que nos produce el bien.

“Si sigues mi camino tendrás bendición. Si no lo haces tendrás maldición” (Deuteronomio 30; Mateo 25,31-46).
El mayor pecado es ser infiel a Dios. Fue, es y será ese el pecado que Dios busca cambiar en nuestras vidas para lograr que la muerte no sea eterna. Dios, a través de Malaquías, nos llama a dejarnos bendecir al ir con nuestros hermanos a la iglesia, llevar las ofrendas agradables a Dios.

1. Oración: “Aquí estoy, Señor.” 2. Tu diezmo. 3. Tus dones. 4. Tu ayuda al que lo necesite.

Aurelia Schöller

Malaquías 2,17-3,5

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