No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

Juan 14,1

El texto que tenemos para este día, se encuentra en el contexto de la última noche de la despedida de Jesús en pascua. Cuando Jesús sabe que va a enfrentar la muerte, lo cual es un momento muy angustiante para Jesús y sus discípulos. Es el momento en que les dice, “no se turbe vuestro corazón, no se angustien”. Es interesante el origen de la palabra angustia, viene de angosto. Angustia es cuando se nos hace angosto algo, cuando no vemos salida, la angustia en la antigüedad era como encontrarse frente a un abismo, frente a un precipicio desde el cual no se podía pasar, es no ver salida ni caminos.
La angustia funciona como una alarma frente a la proximidad del dolor, nos advierte de una situación difícil que se nos acerca. Jesús sabe que se acerca su muerte, pero en medio de esa angustia asume esa realidad que le toca. Asume y da el salto frente a esa situación.
Porque es justamente cuando asumimos nuestras angustias, cuando enfrentamos esa situación dolorosa de cambio y llevamos esa cruz que nos toca, solo ahí es donde se hará posible experimentar la resurrección, es decir resurgir a la vida y encontrar los nuevos caminos y salidas que se nos abren llevándonos a la liberación y paz.
Jesús dice estas palabras en la pascua, y creo que hacer la pascua es dar ese salto para encontrar caminos y salidas en medio de aquello que nos turba y angustia.
Nada te turbe, nada te espante. Quien a Dios tiene nada le falta. (Canto y Fe Nº 430)

Javier Gross

Juan 14,1-7

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