Martes 23 de abril

Oh Señor, Dios todopoderoso, ¡haz que volvamos a ser lo que fuimos! ¡Míranos con buenos ojos y estaremos a salvo!
Salmo 80,17

En la bendición Aarónica, que comúnmente se comparte en los cultos, decimos: «Que el Señor te bendiga y te proteja, que haga resplandecer su rostro sobre ti y vuelva su rostro así ti, y te otorgue su paz».

Los ojos de Dios sobre nosotros significan que Él nos observa, cuida, vigila y nos acompaña; está atento a lo que nos sucede. Su mirada y su escucha se dirigen a nuestras situaciones más íntimas. Qué hermosa imagen del salmista, deseando que Dios pueda hacer brillar nuevamente Su luz en Su pueblo; es una súplica en medio de la dolorosa situación que atraviesan.

Jesús también hace referencia a la mirada de Dios; la forma en que Dios ve es diferente a como lo hacen los seres humanos. Su mirada sigue una lógica distinta a la nuestra: unos ojos que saben ver lo que otros no ven o no quieren ver, una mirada tierna y segura capaz de sanar y traer paz; es una mirada llena de misericordia y gracia.

Así como Tú, Señor, nos miras, así queremos mirar. Así como Tú nos amas, así queremos amar. Que siempre esté dirigida hacia nosotros Tu mirada, míranos con buenos ojos y estaremos a salvo.

Caros Kozel

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