… Pero entre ustedes no debe ser así, sino que el mayor entre ustedes tiene que hacerse como el menor; y el que manda tiene que actuar como el que sirve.
Lucas 22,26 (RVC)
¡Cómo nos gusta ser los más importantes! ¡Tener más fama, mejor puesto, más autoridad, más dinero! Está bien esforzarnos por conseguir algunas cosas, seguir algunas metas, realizar sueños. Pero… Jesús advierte a sus discípulos que no deben jactarse, más bien seguir comportándose como si fuesen uno más. Somos todos hijos de Dios por lo tanto hermanos. Por más que todos seamos distintos: uno puede tener más capacidad para una tarea, otro será mejor en determinado tema, uno corre más rápido, otro es habilidoso con la música… ¡Y qué competitivos somos! Nos cuesta reconocer que nunca seremos los mejores en todo, aunque nuestro entorno y la educación nos llevan a querer serlo.
Es todo un desafío reconocer que el otro también tiene cualidades que lo hacen mejor que uno en algún aspecto. Es todo un desafío tener un alto cargo y no olvidarse de los que están en puestos menores, escucharlos y ayudarlos. Prestar atención a las enseñanzas de Jesús y procurar seguirlas siempre es un desafío. Jesús saca nuestra vida del lugar cómodo de seguir la corriente y hacer lo que hacen los demás. Nuestro ego se ve interpelado. Él nos muestra que al seguirle se nos pone la vida patas arriba.
Porque su Espíritu nos une, porque él es vida, amor y libertad, hermano hoy te invito acantar; me juego por un reino de amor, justicia y paz. (Canto y Fe N° 337)
Beatriz Mónica Gunzelmann
Lucas 22,24-30