El que vive así, jamás caerá.
Salmo 15,5
El texto es una conclusión del escritor del salmo, quien desde el principio, afirma que quien está cerca de Dios y actúa a favor de los demás, no caerá jamás.
La expresión “caer” se interpreta como el hecho de apartarse de Dios, de ir en contra de lo que Dios desea, o de renegar de él. De entrada, la frase parecería una afirmación imposible de llevar a cabo. ¿Cómo no caer cuando se tiene que lidiar con la soledad, la enfermedad, con secuelas de violencia, con incomprensión, con injusticias y con todas esas cosas que de repente llegan a nuestra vida y la tornan infeliz? Todo esto puede llegar a erosionar el sentido que le damos a la vida y el sentido que tiene nuestra fe en Dios.
Entonces, ¿cuál es nuestro punto de partida para entender estas palabras?
Es necesario recordar que habrá situaciones en torno nuestro que no podremos modificar, que llegan a nuestra vida sin que las hayamos buscado, pero que ahí están. Y vivir nuestra vida puede tornarse en algo muy pesado, incluso, en algo indeseable. Pero recordemos que sí podremos vivir sabiendo sortear las adversidades. Esto lo aprendemos en la comunidad de creyentes en la cual nos alentamos para no caer y abandonar la obra de Dios, pues es en comunidad que alabamos a Dios, oramos, conversamos sobre nuestros problemas, fortalecemos nuestro ánimo con su palabra y servimos en amor a quienes nos rodean. Recordemos las palabras del himnólogo:
No basta sólo una mano, contra la soledad,
que si la vida pesa, el amor puede más.
Vamos juntos de la mano,
fuego es la amistad. (Canto y Fe Nº 304)
Roberto Federico Trejo Haager
Salmo 15,2-5