Jesús estaba una vez sentado frente a los cofres de las ofrendas, mirando cómo la gente echaba dinero en ellos. Muchos ricos echaban mucho dinero. En esto llegó una viuda pobre, y echó en uno de los cofres dos moneditas de cobre, de muy poco valor.

Entonces Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:

“Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros que echan dinero en los cofres; pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir.”

Marcos 12,41-44

Podemos hacer una comparación con nuestros dones o habilidades, que a veces decimos: “¿por qué no lo hizo mejor?”, “¿como escribió tan mal o no llevo bien las cuentas?” “¿por qué habla tan poco?”. Muchas veces ofrecemos todo lo que tenemos como la viuda en cuestiones monetarias, pero también así en otras acciones que tal vez no seamos los más idóneos, y aunque lo hagamos al 100% no llegaremos al ideal de hacerlo perfecto. Pero damos todo lo que tenemos al servicio del bien de la comunidad.

Con esta reflexión llamo a que como colaboradores o simples observadores es importante no apresurarnos a prejuzgar o dar opiniones sin antes comprender la realidad detrás de cada persona, de cada grupo o comunidad.

Señor ayúdanos a ser cautos, a ser sensibles, a tener el corazón dispuesto a escuchar y acompañar.

Romario Dohmann

Marcos 12,41-44

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