Liberé tu hombro de llevar pesada carga; tus manos dejaron de cargar los cestos.
Salmo 81,6
Esta porción del Salmo 81 nos ayuda a reflexionar sobre la necesidad del descanso y la liberación de las cargas.
“Liberé tu hombro de llevar pesada carga; tus manos dejaron de cargar los cestos”, es la promesa cumplida de que Dios nos ayudará a sentirnos en descanso del agobio diario.
¿Qué están cargando nuestros hombros hoy? ¿De qué están llenas nuestras cestas?
Es posible que las numerosas responsabilidades nos impidan pensar en nuestros propios momentos de descanso. A veces, nos cuesta delegar responsabilidades y creemos que somos autosuficientes. En principio, esta actitud es positiva, pero el problema surge cuando no consideramos que podemos formar parte de una red de apoyo para muchas actividades de la vida.
Para Dios es importante el descanso, tanto así, que el mismo creador descansó después de formar el universo.
Quitar la carga de nuestros hombros y dejar las cestas a un lado, nos ayudará a contemplar el contexto que estamos viviendo y a tener tiempo para reflexionar.
Podemos tomar la decisión de no volver a cargar nada más, especialmente aquello que nos hace daño o que no nos corresponde. Sin embargo, también sabemos que después de descansar, nuestros hombros y manos volverán a llenarse de cargas cotidianas. Es en ese momento cuando tendremos fuerzas para seguir adelante, esperando un nuevo tiempo.
Oremos: Dios Padre y Madre, nuestras manos están cansadas. Las ponemos ante ti, pidiendo que nos des ánimo. Necesitamos descanso físico y un reposo que nos impulse a considerar qué cestas deseamos seguir cargando. Te pedimos que tu gracia nos brinde la ternura necesaria y la esperanza de que el caminar cansado se convertirá en un andar ligero. Amén.
Ángela Trejo Haager