Posa tu mano sobre tu hombre elegido.
Salmo 80,16-18
Si hoy Jesús le preguntara: ¿Cree que los humanos están diseñados para vivir en el presente, en el pasado o en el futuro? ¿Qué respondería? Me atrevo a decir que la mayoría de nosotros responderíamos: “en el presente”, por lo cual agrego otra pregunta: ¿Dónde pasamos la mayoría del tiempo en nuestras mentes? ¿En el presente, en el pasado o en el futuro? ¿Poco en el presente, no es verdad? Creo que la respuesta sería: “en el pasado”, y en base a esto, pensamos en tratar de descifrar nuestro futuro.
El texto bíblico de hoy habla de esto, la vida que Jesús plantó y afirmó en el pasado, que es destruida en el presente, en donde por dolor miramos con temor el futuro.
Venimos al mundo gracias al gran amor y por voluntad de Dios, él nos plantó en este mundo. Con el transcurrir del tiempo sufrimos ataques que nos golpean, hieren, cortan, queman, y que son los que nos hacen imaginar el futuro, usualmente con temor y miedo, en base a lo acontecido.
Es en esta parte, en el futuro, donde más nos debemos aferrar a Dios, y no al pasado, ni al presente, con miedo e inseguridad. El futuro siempre permite que Dios nos ayude y que nos afirme en cada paso que demos. Su palabra nos lo recuerda constantemente.
Alexandra Griesbach