Algunas mujeres lo seguían…
Lucas 8,3
Este pasaje del Evangelio nos muestra que no sólo hombres seguían a Jesús. ¡También mujeres! Y de seguro, María, su madre, estaba entre ellas, siempre pendiente, como toda madre, de lo que pudiera faltarle a Jesús, sus discípulos y a la multitud de seguidores.
Habla de mujeres sanadas y de otras, de las que había sido echado el demonio, e incluso dice que “lo seguían por sus propios medios”. ¿Eran acaso “ricas” o “económicamente acomodadas” como diríamos hoy? Me parece interesante este pasaje pero también creo que representa un gran desafío. En el seguimiento a Jesús, no quedamos afuera las mujeres, ¡y menos hoy día!
A lo largo de la Historia tenemos el ejemplo de muchas mujeres que consagraron su vida a Jesús, a servir en su causa, y fueron consagradas por su vida de servicio, como Teresa de Jesús (1515-1582 Ávila-España), que fue poetisa y escritora (conocemos su canto: “Nada te turbe, nada te espante”).
La Madre Teresa consagró su vida a servir a los pobres, procediendo de una familia acaudalada… y en nuestra iglesia. ¡Cuántas fueron las que hicieron de su vida un ministerio, como pastoras, laicas, médicas, enfermeras, maestras, llevando y proclamando el Evangelio, en forma anónima, en tiempos de guerra y de paz!
Que el ejemplo de estas mujeres nos anime y nos dé fuerzas para seguir construyendo el reino de Dios, que vino a nosotros y que quedó entre nosotros.
Nada te turbe, nada te espante. Quien a Dios tiene nada le falta. Nada te turbe, nada te espante. Sólo Dios basta. (Canto y Fe Nº
340)
Luisa Krug
Lucas 8,1-3