Pero ahora que ustedes han conocido a Dios, o mejor dicho, ahora que Dios los ha conocido a ustedes, ¿cómo es posible que vuelvan a someterse a esos débiles y pobres poderes, y a hacerse sus esclavos?

Gálatas 4,9

Escrita hace casi dos mil años atrás, la pregunta del apóstol Pablo a la comunidad de Galacia sigue siendo actual, interpelándonos después de tanto tiempo.
A veces solemos olvidarnos de Dios, especialmente cuando las cosas marchan bien.
En “El libro de los abrazos” el escritor uruguayo Eduardo Galeano traía a la memoria el origen de la palabra recordar: volver a pasar por el corazón.
Quizás deberíamos volver a pasar por nuestro corazón nuestra confianza en Dios. Cuando nos olvidamos del amor de Dios, también dejamos de lado nuestra libertad, que fue obrada a través de la resurrección de Cristo Jesús.
La codicia, el odio, la corrupción, la discriminación, el egoísmo, el materialismo… son los poderes que nos quieren someter y esclavizar, quitándonos la posibilidad de ser libres para amar e ir al encuentro de nuestro prójimo.
Para librarnos del sometimiento a estos poderes, debemos volver a pasar por nuestros corazones -recordar- la vida plena y libertad que Dios nos dio a través de la vida, muerte y resurrección de su Hijo.
Hacer memoria y no olvidar lo que Cristo hizo en y por nosotros, es recordar que somos libres para amar sin medidas, y que cada latido de nuestro corazón nos ayuda a hacer memoria para no someternos nuevamente a los poderes que nos separan y quieren alejarnos del amor de Dios, ese Dios que a todos/as nos conoce.

Joel A. Nagel

Gálatas 4,8-20

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