Martes 5 de noviembre


Los hijos que nos nacen son ricas bendiciones del Señor.

Salmo 127,3

Bendecido martes para cada uno de ustedes en este día. Sin duda, aquellos de nosotros que hemos tenido la experiencia de ser padres, podemos reafirmar lo que dice el Salmista acerca de la dicha y la bendición de recibir hijos en nuestras vidas.
Cada vez que vienen a la iglesia con un niño o niña recién nacido, para que reciba el bautismo, sentimos como comunidad una alegría y dicha enorme.
Dice el dicho “todo hijo/a viene con el pan bajo el brazo”, aunque debemos reconocer que traer un hijo al mundo, con todo lo que conlleva, con las incertidumbres que vivimos, nos trae más interrogantes y no siempre es sencillo. A veces nos encontramos con situaciones que nos desbordan.
Sin embargo, la niñez debe ser siempre una prioridad a cuidar, generando espacios sanos, construyendo y acompañando como comunidad/sociedad, donde cada niño y niña sea valorado y una bendición.
Esa fue la actitud de Jesús. Cuando los discípulos alejaban a los niños, él reprendió a sus discípulos, diciendo: “Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”, y los bendijo.
Que Dios nos bendiga a cada uno de nosotros en este día, que esa bendición nos de la fortaleza y sabiduría para cuidar de cada niño y niña, para construir un mundo mejor.

Carlos Kozel

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