Y cuando lo encontraron le dijeron: “Todos te están buscando”.
Marcos 1,37
El evangelio de Marcos comienza con el tema de la sanidad. Sanó toda clase de enfermedades. Físicas y espirituales. Los enfermos que acudían a Jesús eran marginados, eran los que dependían de la caridad y la piedad de la gente.
Había mucho por hacer. A pesar de la urgencia por traer sanación a la humanidad, se retiraba a lugares tranquilos para orar y cobrar fuerzas para afrontar su ministerio y mantenerse en sintonía con Dios. Esa es una buena medicina. Tener tiempo para encontrarse con
Dios.
Sin embargo Simón y sus compañeros van en su búsqueda y le reprochan: “todos te están buscando… ¿Cómo te atreves a ‘perder tiempo’ mientras hay tanto para hacer?”
Vivimos una sociedad que se mide por la productividad. Hay que estar todo el tiempo haciendo cosas y produciendo. Tomarse el tiempo para descansar o para dedicarse a otras cosas como el arte, el disfrutar de la familia, desarrollar algún hobby es, a los ojos de una sociedad híper productiva, perder el tiempo.
¿No será quizá eso lo que enferma hoy en día a tanta gente? No logramos encontrar el equilibrio entre lo que hacemos laboralmente con esos momentos que necesitamos para encontrarnos y conectar- nos con Dios.
Hay muchos como Simón que ven al ser humano por lo que produce y así es valorado. Si rinde, si es eficaz va a crecer y tener éxito. No importa si está vacío, si lo que hace lo llena. Lo importante es producir.
Jesús nos invita a tomarnos tiempo para nuestro equilibrio espiri- tual. Retirarnos a lugares (o tener momentos) donde podemos estar a solas con Dios y buscar en él una plenitud de la vida.
Pablo Münter
Marcos 1,29-39