A mí, que estoy pobre y afligido ¡ven pronto, oh Dios, en mi ayuda! Tú eres quien me ayuda y me libera; ¡no te tardes, Señor!”
Salmo 70,5

En Dios es en donde encontramos la alegría y el sentido de la vida, es allí, celebrándolo, adorándolo, buscándolo, el lugar en el que se encuentra la verdadera felicidad. Toda aquella persona que lo siga, que lo alabe, debe decir siempre: “¡Dios es grande!”, no porque sea una orden, sino por la alegría que genera seguirlo.
Aquel que sufre, que está afligido, debe esperarlo, porque es el Señor el que lo liberará, el que lo ayudará. Cuando sufrimos una pérdida muy dolorosa, cuando nos afligen distintos motivos de la vida, amorosos, financieros o incluso espirituales, que sentimos que el mundo se pone en contra nuestra, que todo se nos viene abajo y nos encontramos en un abismo, es cuando tenemos que tener paciencia y, por sobre todas las cosas, fe, porque es Dios quien nos sacará de ahí, nos liberará y devolverá la alegría a nuestras vidas. Tal vez los problemas sigan estando allí, pero ya no nos afectarán de la misma manera, porque Dios está con nosotros.
“Dios es la luz, camino y vida” dicen las estrofas de la canción “Dios es paz”, a él debemos seguir, él será nuestro guía y nos protegerá en el camino.
“Ven, salvador, ven sin tardar, tu pueblo santo esperando está”. (Canto y Fe Nº 3)

Mateo Gabriel Fischer

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