Nos ha marcado con su sello, y ha puesto en nuestro corazón el Espíritu Santo como garantía de lo que vamos a recibir.

2 Corintios 1,22

En nuestro texto aparecen dos imágenes del Espíritu Santo. Una tiene una connotación más jurídica (sello) y la otra más comercial (garantía).

El sello es como una marca. Nos recuerda que somos propiedad de Dios. Sirve además para ratificar un pacto. Un signo visible de ese pacto es nuestro bautismo. Como lo es la circuncisión para el pueblo de Israel.

Finalmente un sello es signo de inviolabilidad. Es por eso que se lacran los sobres que contienen datos de valor.

Demás está decir entonces que la marca del Espíritu con la que fuimos sellados en el momento del bautismo es indestructible.

En cuanto a la otra imagen, la versión Reina Valera usa el término “arras” que viene del griego y que significa seña, adelanto, anticipo, garantía de futuro pago.

Aplicado a nuestra vida, quiere decir que con el Espíritu que anida en nuestro corazón, podemos experimentar ya ahora, como anticipo de lo que vendrá, las cosas grandiosas que Dios tiene preparadas para nosotros. “Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera pensado”. (1 Corintios 2,9)

Que el Espíritu que habita en nosotros nos lleve a producir toda clase de bienes. Nos ayude a vivir una vida en comunión y nos permita alcanzar la plenitud de eso que tanto anhelamos.

Espíritu de Dios, llena mi vida, Espíritu de Dios llena mi ser. Espíritu de Dios nunca me dejes, yo quiero más y más de tu poder. (Canto y Fe Nº 76)

Stella Maris Frizs

2 Corintios 1,12-24

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