A continuación el mensaje del Pastor Presidente de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) Leonardo Schindler en el marco del Sínodo de la Iglesia Evangélica de Westfalia (EKvW) de Alemania el 15 de junio de 2022.
Al Sínodo de la Iglesia Evangélica de Westfalia
Estimada Pastora presidente Annete Kurshus
Sr Albrecht Philips, responsable de ecumenismo
Estimadas hermanas, estimados hermanos
¡Gracia y bien!
Traigo desde el Sur de América Latina, desde Argentina, Paraguay y Uruguay los saludos de sus hermanos y hermanas de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.
Como pastor presidente de la misma, me honra estar hoy aquí y doy gracias a Dios y también a ustedes por la gentileza y hospitalidad de recibirnos en su Sínodo. Como dice el Salmo 133: “Vean ¡qué bueno, qué grato convivir los hermanos unidos!
Como iglesias hermanadas en un mismo Espíritu, es importante que podamos cooperar y fortalecernos mutuamente en la Misión de Dios. Los desafíos son muchos y al mismo tiempo globales.
La pandemia y sus secuelas, desigualdades económicas y de oportunidades, incertidumbre frente al futuro, crecimiento exponencial de propuestas fundamentalistas, fanáticas y autoritarias, las guerras en Ucrania y en otras partes del mundo…son algunas de las dificultades globales que nos atraviesan.
Sin embargo, la preocupación por el clima merece una atención especial. El cambio climático está afectando a todos los países de los distintos continentes. Está alterando las economías nacionales y afectando a distintas vidas. Los niveles del mar están subiendo y los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos y cambiantes. Lo padecen ustedes aquí. También nosotros en nuestra región. Estamos a muy poco de provocar daños irreversibles. Por eso el cambio es ahora y es urgente.
El sábado previo al inicio de este Sínodo se realizó una consulta ecuménica sobre cambio climático. Desde ya agradezco la invitación recibida a participar del mismo. Encuentros de estas características nos enriquecen.
Durante la consulta dijimos que el cambio climático no es obra de la casualidad ni tampoco una maldición del cielo. El ser humano está encorvado sobre sí mismo buscando salvar su propia vida a costa de la vida ajena. Eso nos está llevando a romper la comunión con la naturaleza, con los demás seres humanos y por supuesto también con Dios.
Por otro lado, quienes tienen el poder económico a nivel mundial se apoyan sobre este pecado humano y desarrollan modelos económicos, productivos, de consumo y descarte cuyo objetivo es generar rentas extraordinarias que acumulan de manera ilimitada. No miden el daño ecológico. Tampoco la desigualdad económica y social. Adoran al dios mamón y solo lo sirven a él.
La Tierra está gritando. Y tal como señala el teólogo brasileño Leonardo Boff, el Grito de la Tierra es también el Grito de los Pobres. Porque son las personas y pueblos pobres quienes más sufren las consecuencias de la destrucción de la naturaleza. Es en países pobres donde se desarrollan las actividades de peor impacto ambiental. Es allí donde el poder concentrado se impone con toda su violencia y crueldad.
En nuestra región, podemos mencionar la explotación minera (también de litio) a cielo abierto contamina las aguas; las represas hidroeléctricas alteran el curso natural de los ríos; bosques, selvas, montes son arrasados para producir soja; fábricas de celulosa de papel contaminan los ríos. Los bienes de la creación al servicio de la
rentabilidad y no de la vida. Por eso afirmamos que no hay justicia climática sin justicia económica y social. Porque solamente hay justicia cuando en ella se incluye a los más débiles.
Por eso celebramos que este sínodo de la Iglesia Evangélica de Westfalia y la Próxima Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias que tendrá lugar en el mes de septiembre en la ciudad de Karlsrhue nos desafíe a reflexionar ecuménicamente sobre el cambio climático. Quizás sea una oportunidad para que las Iglesias desarrollemos una agenda de acciones comunes en favor del cuidado de la Creación.
Estimados hermanos, estimadas hermanas de la Iglesia Evangélica de Westfalia quiero desearles un bendecido Sínodo.
Que el Espíritu de Dios sople en cada debate y decisión. El próximo mes de Octubre celebraremos nuestro Sínodo y estamos alegres de poder recibirlos en él. Finalmente, ruego a Dios, que nos ha unido en un mismo Señor, un mismo Espíritu, un mismo bautismo y una Misión común, que nos guíe y acompañe, Que unidos en él podamos dar frutos de bendición. Amén.
Leonardo Schindler
Pastor Presidente