Al finalizar el Sínodo 2022 de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, que se celebró en Eldorado, Misiones, Argentina, entre el 06 y el 09 de octubre, fue presentado el mensaje, que se comparte a continuación:
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A nuestras hermanas y hermanos:
Con alegría, después de cuatro años, nos volvimos a encontrar y a mirarnos a los ojos como iglesia reunida. Fue en Eldorado, Misiones, Argentina, del 6 al 9 de octubre en la 45° Conferencia Sinodal y 24° Asamblea General Ordinaria de nuestra Iglesia Evangélica del Río de la Plata, con el lema “Renacer para una esperanza viva”. Éramos alrededor de 150 personas, entre anfitriones, delegadas y delegados representando a 45 comunidades de fe y visitas.
En el compartir sentimos y tomamos consciencia de la dura y escandalosa realidad que atravesamos marcada por la creciente incertidumbre por la guerra y el futuro; las dramáticas consecuencias del cambio climático; la agobiante y generalizada polarización que nos paraliza y que nos impide construir una vida digna en común; la mentira mediática que complica el claro discernimiento; y la creciente violencia que destruye vidas de mujeres, niñas y niños y familias enteras, todo esto como consecuencia de un sistema que degrada la dignidad humana y provoca la marginación y exclusión de millones de personas.
Frente a este panorama nos sentimos llamadas y llamados por Dios a abrir puertas, a construir puentes y a ser instrumentos de quien en Jesucristo nos convoca a renacer para una esperanza viva fortaleciéndonos para levantar y contagiar a los demás.
Damos gracias a Dios por la experiencia de estos días de encontrarnos y celebrar en un Sínodo sintiéndonos hermanas y hermanos experimentando a través de juegos, dinámicas, informes, debates, cantos y devocionales no solamente crecimiento personal sino una profunda vivencia comunitaria. Esto nos anima en la misión a la cual somos llamadas y llamados y que hemos definido en cuatro ejes programáticos: ser evangélicos, proféticos, diacónicos e inclusivos-hospitalarios.
Guiados por el Espíritu nos vamos con las manos llenas para compartir lo vivenciado con toda la creación. Nos sentimos enviados a potenciarnos en el llamado a buscar caminos diferentes de resistencia y diaconía ante tanto sufrimiento.
Agradecemos al Equipo de Coordinación Juvenil por refrescarnos y animarnos a través de su compromiso y entusiasmo, impulsándonos a transformar un mundo de dolor en el Reino de amor y paz. En ese sentido reafirmamos que donde dos o tres estamos reunidos en su nombre, Jesús alimenta nuestra fe, nos sostiene en nuestras debilidades y nos envía a transformar la vida sembrando justicia y esperanza llamándonos a ser, hacia adentro y fuera, auténticas comunidades de encuentro.
Celebramos el privilegio de haber podido ser parte de este encuentro y saludamos a las comunidades y la ecumene en general deseando que hasta tanto nos volvamos a encontrar, Dios nos guarde en la palma de su mano.