No se olviden ustedes de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen; porque éstos son los sacrificios que agradan a Dios.

Hebreos 13,16

Muchos meses antes de hoy, mientras estoy redactando esta meditación, vivimos días de preocupación, de desconcierto y de miedos. Un virus desconocido, llamado “corona virus COVID-19”, contagia en muchos países a muchas personas que se enferman, y algunos mueren.

Los especialistas y los gobiernos recomiendan que se mantenga distancia de una persona a otra, y se tenga una serie de cuidados para evitar el contagio. Seguramente, porque ya se ha repetido una y mil veces por los medios, no hace falta repetir todas las explicaciones e instrucciones.

Aunque ya pueda estar superada la crisis, hay una dimensión espiritual en la que desde la fe debemos seguir creciendo. Fuimos reconociendo que es necesario un cambio de hábitos en el cuidado de la limpieza y mejorar la alimentación. También es fundamental abrir la mente y el corazón a la presencia divina en nuestra vida.

En las palabras del versículo para hoy, encontramos una orientación práctica en tiempos de temor:

(1) No se olviden de hacer el bien;

(2) Compartan todo lo que tienen;

(3) Éstos son los sacrificios que agradan a Dios.

Por amor al prójimo -y no sólo por defendernos ante un virus- es que nos cuidamos las/los unos/as a las/los otros/as. El AMAR no es un sacrificio doloroso. Es un gesto de alabanza al Dios de la vida. Amar no es encerrarse en sus miedos, es abrirse y afirmarse, es alimentarse de la Palabra de Dios.

¡Oh Dios, permite que me contagie de Tu amor, y así poder compartir una nueva relación de amor con mis prójimos! Amén.

Bruno Knoblauch

Hebreos 13,15-25

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