Este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo”.
Hechos 2:36
Pedro, durante su sermón el Día de Pentecostés y acompañado por los otros discípulos, exhorta con firmeza al pueblo judío, a ese pueblo que vivió y fue parte de la crucifixión de Jesús, a ser parte de la Salvación. Sus palabras tienen un alcance universal.
Pedro habla, y aunque sus palabras son crudas, no buscan herir sino despertar y animar a sus oyentes a cambiar de rumbo, y reorientar sus vidas hacia el Señor. Eso de decirles que ellos crucificaron a Jesús podía habérselo ahorrado si temía enfrentar la opinión de los demás, ese famoso “qué dirán”; pero no lo hizo, porque su seguridad estaba en Dios y su Obra de Salvación. Hoy. ¿acerca de qué verdades del Evangelio podríamos enseñar y dar testimonio con la convicción de Pedro?
Hay una declaración contundente, Dios había hecho al Jesús crucificado, Señor y Cristo, ese mismo Jesús al que habían crucificado por considerarlo culpable, era el Mesías prometido, el Rey del universo.
Es nuestra responsabilidad reconocer esta Verdad confirmada por Dios, nuestro Padre y dejarnos transformar por ella.
Que podamos proclamar con certeza y alegría, apoyados en la fuerza del Espíritu Santo: “Jesús, Tú eres Señor y Cristo”. Amén.

Soraya Aideé Pereyra

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