Miércoles 2 de abril

 

El Señor abrió un camino a través del mar, un sendero por entre las aguas impetuosas; hizo salir todo un poderoso ejército, con sus carros y caballos, para destruirlo. Quedaron derribados y no pudieron levantarse; se acabaron como mecha que se apaga.

 

Isaías 43,16-17

 

Como solemos ver en el Antiguo Testamento, estas palabras están en boca de un profeta, en este caso Isaías, dirigidas al pueblo de Israel. ¿Cuál sería el propósito de Isaías? Estas palabras podrían servir para que el pueblo de Israel recuerde la gesta de liberación de Egipto. Es importante tener presente que, en el estado de desesperanza y angustia en que se encontraba el pueblo, no pudo salvarse por sí solo, sino sólo con la ayuda e intervención de Dios. En este sentido, las palabras del profeta Isaías nos recuerdan que no somos autosuficientes, que no podemos salvarnos por nosotros mismos, sino que necesitamos que Dios obre en nuestras vidas. Que estas palabras nos infundan esperanza, recordándonos que siempre podremos contar con Dios, ya que así nos lo ha demostrado.
“Si vamos los llanos cruzando, vamos pisando tu piel; si por los mares navegamos y los desiertos cruzamos, por la extensión de tus manos vamos también” (Canto y Fe número 242).

 

Christian Bernhardt

 

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