Después dijo el Señor Dios: «No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».
Génesis 2,18

La evaluación, “no es bueno,” viene de Dios y no del hombre. No hay nada que indique que el hombre se queje o que tenga necesidad de una compañera.
A menudo, en el Antiguo Testamento se refiere a Dios como ayuda de su Pueblo, entonces no puede ser que un ayudante sea inferior al que es ayudado. En este caso, Dios decide que el hombre ha de tener “ayuda idónea”. Su “ayuda” podría ser alguien superior, igual, o inferior a la persona a quien se ayuda, pero “idónea” sugiere una relación equiparada.
Somos testigos de una historia donde esta enseñanza poco a poco empieza a tomar forma, y ¡cuánto nos alegra! Hay tantos lugares donde esta relación equiparada entre varón y mujer todavía representa una tarea que exige lucha, denuncia y leyes que acompañen.
Que nuestras comunidades, nuestros hogares y nuestra forma de ser y vivir reflejen esta relación igualitaria en el marco del respeto y la mutua reciprocidad.
Me gusta recordar que quien primero vio que era bueno y necesario una relación “idónea” fue Dios. No fuimos ninguno de nosotros, sino que Dios mismo con un pensamiento muy generoso sintió que “no era bueno” la soledad y abrió su amor a esta experiencia para que cada quien en su individualidad la transite.
No está bien hacer que nadie se sienta inferior, no está bien menospreciar, no está bien utilizar, burlarse ni abusar de nadie. El proyecto de Dios se gesta desde la generosidad de Su amor. Que siempre sea así para todos los hombres y mujeres.
¡Que este día sea pleno de bendición para tu vida!

Sergio López

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