Así, así ha dicho Dios el Señor: «Yo mismo voy a ir en busca de mis ovejas, y yo mismo las cuidaré, tal y como las cuida el pastor cuando se halla entre sus ovejas esparcidas. Yo las rescataré de todos los lugares por los que fueron esparcidas aquel día nublado y oscuro.
Ezequiel 34,11-12
Cuando escribo estas líneas, estamos en el auge del conflicto por la invasión de Rusia a Ucrania. Todos los días nos llegan imágenes de miles de Ucranianos emigrando y dispersándose por los países limítrofes y el mundo. Muchas familias de nuestros países latinoamericanos también están diseminados por el mundo huyendo de la situación desesperada en que vivían.
Mirando de cerca nuestro texto, vemos cuán grato es saber que Dios mismo irá en busca de su redil, Él mismo se encargará de cuidar de los suyos. No va delegar esta tarea, somos creación de su mano y Él vendrá por nosotros y nos rescatará de las oscuridades de nuestras situaciones personales, donde sea que nos encontremos. Nuestro Dios es un Dios vivo y que está con nosotros, Él es nuestro cuidador, que vela por nuestro bienestar. “Esfuércense y cobren ánimo; no teman, ni tengan miedo de ellos, porque contigo marcha el Señor tu Dios, y él no te dejará ni te desamparará”. Deuteronomio 31,6.
¡Cuánta paz nos da, saber que en un tiempo de relaciones fugaces, contamos con un Dios que no se olvida en ningún momento de cada una de sus ovejas! No solo eso, sino que las conoce en profundidad. También mostró su generosidad al enviar a su único Hijo Jesucristo, para que todo aquel que en el crea no se pierda sino que tenga vida eterna. Jesús vino a llevar sobre sus hombros la pesada carga de maldad, y a cambio dejarnos el regalo de la vida eterna.
Fabián Pagel