Miércoles 22 de octubre

 

El Señor dice esto acerca del pueblo de Israel: “A este pueblo le encanta andar siempre de un lado para otro. Por eso no lo miro con agrado. Ahora voy a acordarme de sus pecados y a pedirle cuenta de ellos”.

 

Jeremías 14,10

 

El profeta Jeremías cuestiona al pueblo de Israel por “vacilar” con Dios. Esta palabra se puso de moda en casi toda América a través del rap y del reguetón, entre otros ritmos populares, sobre todo entre la juventud. La idea bíblica hace referencia a la indecisión y la falta de compromiso. El pueblo no logra tomarse en serio ni a Dios ni a la vida en la creación. El profeta dice claramente que ni siquiera Dios mismo soporta ver todas las situaciones ambientales que sufre su creación. Dios está esperando mayor responsabilidad del pueblo con toda su creación.
En castellano usamos el refrán que dice: “todo vuelve”. Dios les está avisando a través del profeta que “se pasaron de mambo”. Explotar la tierra sin cuidado, sin dejarla descansar, sin respetar al prójimo, sin escuchar ni la ley ni los profetas, tiene consecuencias. Dios exhorta con su palabra al ser humano para que “no se pase”. Dios puso límites necesarios para mantener “el equilibrio” en la creación. Sin embargo, el ser humano sigue rompiendo ese “balance” todo el tiempo. Esto, además de complicar su propia vida, pone en peligro su fe, su espiritualidad, su relación con Dios y sus criaturas, es decir, con toda la creación de Dios.
“Broten ya las flores en nuestra heredad. Cedan los rigores de la adversidad, y la tierra ría viendo el nuevo día” (Canto y Fe número 2).

 

Jorge Weishein

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