Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.
Hebreos 10,23-24
“La esperanza es lo último que se pierde“, „Die Hoffnung stirbt zuletzt“, dice un dicho conocido. ¿Pero es así? ¿Cómo es tu propia experiencia?
Viendo el mundo, viendo las noticias, uno puede dudar de que la esperanza es lo último que se pierde. Si la esperanza que uno tiene se basa en lo actual, uno puede caer en la desesperanza viendo el mundo como es.
La Biblia está llena de signos de esperanza. La esperanza cristiana se basa en la fe de un futuro mejor y al mismo momento se extiende y se dirige hacia nuestra vida actual. A partir de este futuro la esperanza forma un arco hacia el día de hoy. Con razón un signo bíblico de esperanza muy conocido es el arco iris que Dios coloca en las nubes después del diluvio. El arco iris como señal de su pacto perdurable con la tierra y todos seres vivientes, que simboliza nuestra esperanza cristiana de que Dios nunca nos dejará. Su pacto con nosotros es para siempre.
Y de esta esperanza ya hay que vivir ahora. Si no vivimos de esta esperanza, ella sólo es un punto en el futuro y no un arco que se extiende hacia hoy día. Nuestra esperanza cristiana nos da fuerza y ánimo para preocuparnos los unos por los otros, para estimularnos al amor y a las buenas obras.
Así que nuestro lema como cristianos es otro: “La esperanza nunca se pierde”, “Die Hoffnung stirbt nie.”
Annika Wilinski
Hebreos 10,19-25