¡Sí, ojalá el Señor haga eso!
Jeremías 28,6a
De niño le pedía a Dios desde juguetes a control remoto, hasta milagros que me liberen del pesado bullying.
De joven le volví a pedir a Dios atravesar exámenes que me desvelaban y alcanzar las metas del título soñado.
De adulto pido salud y vida. ¡Sí, ojalá el Señor haga eso! Todo eso que le pido.
Hoy miro al cielo y digo: Hágase tu voluntad. Y que tu voluntad sea lo que más me convenga. Que sea lo mejor para mí, que sea lo que necesito.
Claro que sigo a veces intentando ganar la pulseada con Dios y torcer su plan para que se haga como yo quiero, como a mí me gusta. Pero reconozco que me cansa todo el tiempo tener que levantarme cada día y buscar que Dios haga ¡sí, que haga justo eso que le pido! Para después volver a conformarme con lo que Él me da.
“Conformarme” no lo digo como una queja, sino como una actitud. De conformidad a lo que Él decida para mí. Porque lo que Dios decida para mí, está bien y además es lo mejor y lo que me conviene.
Sergio López