Tú has salido al encuentro de los que practican la justicia con alegría.
Isaías 64,1-5
¿Ora, pero sus oraciones parecen rebotar en el techo? ¿Le ha pasado que ha experimentado la sensación de abandono justo cuando estaba progresando espiritualmente? De repente, la oscuridad desciende, las oraciones parecen no ir a ninguna parte y no tenemos confianza en que Dios está escuchando. Nadie nos ha preparado para esta ausencia, pero hay muchas razones por las que Dios permanece en silencio, distante u oculto. Tal vez él le está enseñando algo, construyendo su carácter durante un tiempo de espera. Tal vez, Dios tiene algo mejor en mente para usted, si solo espera su tiempo.
A veces Dios está en silencio porque, seamos honestos, no estamos bien con Dios. Y esa es la esencia del pasaje de hoy. Isaías escribió estas palabras como una confesión nacional. Las escribió profetizando un tiempo en que Jerusalén y Judá estarían en ruinas. Él sabía que la devastación venía a causa del pecado del pueblo de Dios. Al mirar este pasaje se observa una manera honesta de orar cuando tenemos estas épocas de silencio. Isaías estaba orando por su nación y por sí mismo. Haríamos bien en seguir su modelo.
Alexandra Griesbach
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