Miércoles 29 de octubre

 

Señor, tú eres justo; rectos son tus decretos. Todos tus mandatos son justos y verdaderos.

 

Salmo 119,137-138

 

“Qué injusto”, “esto no es justo”. Cuántas veces hemos oído, dicho o sentido alguna de estas expresiones. Seguramente, más de lo que nos gustaría o más de lo que podemos recordar. Sea cual sea la respuesta, apreciados lectores y apreciadas lectoras, me atrevo a afirmar que estas palabras son muy recurrentes, tanto para nuestros oídos como para nuestras bocas, e incluso para nuestros pensamientos y corazones. Son comunes en todo tipo de situaciones, desde las consideradas más simples hasta las más complejas.
Sin duda, las injusticias existen. Muchas veces somos víctimas de ellas, y otras veces solo las observamos u oímos. De cualquier forma, estamos constantemente expuestos a situaciones injustas. Están en todas partes, porque lamentablemente son cometidas en abundancia por el ser humano. ¿Qué hacemos ante ellas? ¿Cuál es nuestra posición ante las mismas?
El salmista también fue víctima de injusticias, situaciones desafortunadas y mucha angustia; sin embargo, y llamativamente, continúa afirmando que su Dios es justo.
Me gustaría invitarte, querido hermano y querida hermana, a que durante el día te permitas reflexionar sobre cuáles son tus reacciones ante las injusticias que te rodean o por las que estés atravesando.
Que Dios siembre en nosotras y nosotros su esencia justa, nos permita tener un corazón sensible y unas manos justas en su actuar. Que nos dé las fuerzas para sembrar y transmitir justicia y bondad en todos los rincones del mundo y en cada momento de nuestras vidas. Amén.

 

Alexandra Löblein

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