Yo soy Jesús, el mismo a quien estás persiguiendo.
Hechos 9,5b
¿Alguna vez has tenido que “hacer una vuelta en U” debido a una emergencia abrupta? Creo que toda persona ha tenido que parar a medio camino y retornar porque quizá olvidó cerrar la puerta o por cualquier otra sorpresa. Esto requiere de mayor paciencia y buen ánimo, especialmente cuando nuestro tiempo está planificado. Depende de cómo lo tomemos; a veces es frustrante, desanima, o causa gracia, llevándonos a reírnos de nuestra propia aventura.
Mientras los discípulos de Jesús predicaban y ayudaban a las personas necesitadas, Saulo estaba enfurecido y había planeado llevarlos presos. Saulo estaba tan concentrado en su plan que hasta obtuvo permiso de los sacerdotes de las sinagogas en Damasco para persuadir y extraditar a las personas que seguían fielmente a Jesucristo.
¡Oh, sorpresa! Saulo no pudo lograrlo porque fue cegado e incapacitado para ver. Esta ceguera le permitió ver de otra forma, más allá de las diferencias entre él y los seguidores de Cristo. La ceguera física fue como una pausa que le ayudó a abrirse y a relacionarse con quienes procuraba perseguir. La voz del cielo le invitó a un cambio, a comenzar a ver a sus semejantes con ojos de amor y a relacionarse con ellos y ellas.
Dios, tú nos invitas a ver a las personas con nuevos ojos antes de aferrarnos a nuestras ciegas certezas. Cuando tenemos que parar y volver, quédate amorosamente con nosotros y nosotras para seguir aprendiendo y cultivando relaciones de respeto.
Patricia Cuyatti Chávez