Y su mandamiento es que creamos en su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como él nos mandó.
1 Juan 3,23
Hay muchos textos en la Biblia que nos exhortan a amarnos unos a otros. Y no solo como él nos mandó, también como él nos amó.
En Juan 15,12ss nos habla de ese amor. Un amor tan grande que es capaz de dar la vida por nosotros, que somos sus amigos.
Amar es un verbo demasiado amplio y a la vez demasiado sensible. Igual que la amistad, se lesiona muy fácilmente. El amarnos unos a otros es un ideal pocas veces logrado, incluso dentro de nuestras propias comunidades de fe.
Para amar hay que sacrificar, hay que ceder, hay que renunciar,… y no siempre estamos dispuestos a ello.
No se trata de ser igual o pensar igual. Se trata de respetar las diferencias, de buscar el diálogo y de limar asperezas. Cuando hacemos primar el enojo, el resentimiento y la poca disposición para perdonar, se hace difícil ser comunidad y crecer como tal.
El amor de Jesús hacia los discípulos, sus amigos, lo llevó a la confidencialidad. Ya no hay secretos porque les da a conocer todo lo que de Dios ha recibido.
Qué privilegio el nuestro: haber sido elegidos como los amigos de Jesús. Pero al mismo tiempo qué gran desafío: Amarnos como él nos amó.
Así como tú, Señor, así como tú nos amas y nos amas, así queremos amar. Amar es compartir todos los tiempos: los de espera, dolor y de alegría; amar es entregarse por el otro dando pan, nuestra fuerza, nuestra vida. (Canto y Fe Nº 312)
Stella Maris Frizs
1 Juan 3,19-24