Después de decir esto, Jesús se sintió profundamente conmovido, y añadió con toda claridad: – les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.
Juan 13:21
Todos los discípulos se asustaron de considerar la posibilidad de ser algunos de ellos el traidor. Parecía increíble que los discípulos dudaran quien podía ser el traidor, no podían imaginar que de Judas pudiese venir semejante vileza. Esto nos sugiere que Judas debió haber sido un discípulo ejemplo, alguien en quien se podía confiar, tanto que se le había confiado las finanzas del grupo, ya que era el tesorero. Por tanto, era muy improbable pensar que Judas pudiese ser el traidor, es más, dudaban más de ellos mismos que de él. Generalmente, los traidores suelen ser personas en las que se confía mucho, personas que fingen ser grandes amigos y de buena reputación, pero por eso este pecado es uno de los más viles, porque combina todas las peores carencias de lealtad, como la hipocresía, la deslealtad, la falta de amor, el interés propio, entre otras.
Judas estaba a su izquierda; lo cual era un símbolo de la enorme confianza y amistad que se visualizaba entre ambos. Por Mateo sabemos que antes de esta cena, Judas ya había planeado entregar a su Maestro a sus enemigos por treinta piezas de plata. De esta forma, Judas permitió que la codicia lo dominara y allí fue donde el diablo entró en él. Pero nosotros debemos cuidarnos de no traicionar a nuestro Señor. Dios espera de nosotros total fidelidad y por ello, cada día, debemos esforzarnos por no traicionar esta bendita gracia que nos ha sido concedida. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, (Proverbios 4:23)

Selva Natalia Barrios
Juan 13,21-32

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