Salmo 51:1-18
1 Dios mío, por tu gran misericordia, ¡ten piedad de mí!;
por tu infinita bondad, ¡borra mis rebeliones!
2 Lávame más y más de mi maldad;
¡límpiame de mi pecado!
3 Reconozco que he sido rebelde;
¡mi pecado está siempre ante mis ojos!
4 Contra ti, y sólo contra ti, he pecado;
¡ante tus propios ojos he hecho lo malo!
Eso justifica plenamente tu sentencia,
y demuestra que tu juicio es impecable.
5 ¡Mírame! ¡Yo fui formado en la maldad!
¡Mi madre me concibió en pecado!
6 ¡Mírame! Tú amas la verdad en lo íntimo;
¡haz que en lo secreto comprenda tu sabiduría!
7 ¡Purifícame con hisopo, y estaré limpio!
¡Lávame, y estaré más blanco que la nieve!
8 ¡Lléname de gozo y alegría;
haz que se reconstruyan los huesos que has abatido!
9 Esconde tu rostro de mis pecados,
y borra todas mis maldades.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti,
y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
y espíritu noble me sustente.
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
y los pecadores se convertirán a ti.
14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
cantará mi lengua tu justicia.
15 Señor, abre mis labios,
y publicará mi boca tu alabanza.
16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
no quieres holocausto.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;
edifica los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

Joel 2:1-2, 12-17
1 Tañed trompeta en Sión;
dad la alarma en mi santo monte;
tiemblen todos los habitantes de la tierra;
porque viene el día de Jehová,
porque está cerca.
2 Día de tinieblas y de oscuridad,
día nublado y sombrío;
como la aurora sobre los montes se extenderá
un pueblo grande y poderoso;
nunca fue tal desde que hubo naciones
ni después de ello será jamás por años eternos.
12 Ahora pues, dice Jehová: Convertíos a mí de todo vuestro corazón,
con ayuno, llanto y lamento.
13 Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos;
convertíos a Jehová vuestro Dios;
porque él es misericordioso y clemente,
lento para la ira y grande en misericordia,
y que se duele del mal.
14 ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá?
¿Y dejará tras de sí bendición?
Ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios.
15 Tañed trompeta en Sión;
proclamad un ayuno, convocad una asamblea.
16 Reunid al pueblo; santificad la congregación;
juntad a los ancianos; reunid a los niños,
y a los que maman; salga de su cámara el novio
y de su tálamo la novia.
17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Jehová,
y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo,
y no entregues tu heredad al oprobio,
para que las naciones no se enseñoreen de ella.
¿Por qué han de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?

2 Corintios 5:20b—6:10
20b somos embajadores en nombre de Cristo; como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
1 Así pues, nosotros como colaboradores suyos os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
2 Porque dice: En tiempo aceptable te he oído,
y en día de salvación te he socorrido;
he aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
3 No damos a nadie ningún motivo de tropiezo para que nuestro ministerio no sea vituperado;
4 antes bien nos recomendamos en todo como ministros de Dios: en mucha paciencia, en aflicciones, en necesidades, en angustias;
5 en azotes, en cárceles, en tumultos;
en trabajos, en desvelos, en ayunos;
6 en pureza, en conocimiento, en longanimidad,
en bondad del Espíritu Santo;
en amor sincero;
7 en palabra de verdad, en poder de Dios;
con armas de justicia a diestra y a siniestra;
8 por honra y por deshonra;
por mala fama y por buena fama;
como engañadores pero veraces;
9 como desconocidos pero bien conocidos;
como moribundos mas he aquí vivimos;
como castigados mas no muertos;
10 como entristecidos mas siempre alegres;
como pobres mas enriqueciendo a muchos;
como no teniendo nada mas poseyéndolo todo.

Mateo 6:1-6, 16-21
1 Cuidadoso sois al practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos. De otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2 Así que cuando des limosna no hagas sonar trompeta delante de ti como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para ser alabados por los hombres. De cierto os digo que ya tienen su recompensa.
3 Pero cuando tú des limosna no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha;
4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará públicamente.
5 Y cuando ores no seas como los hipócritas porque ellos aman orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres. De cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6 Pero tú cuando ores entra en tu aposento y cerrada la puerta ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará públicamente.
16 Cuando ayunéis no seáis austeros como los hipócritas porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan. De cierto os digo que ya tienen su recompensa.
17 Pero tú cuando ayunes unge tu cabeza y lava tu rostro
18 para no mostrar a los hombres que ayunas sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará públicamente.
19 No os hagáis tesoros en la tierra donde la polilla y el orinco rompen y donde ladrones minan y hurtan.
20 Sino hacéos tesoros en el cielo donde ni polilla ni orinco rompen ni ladrones minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.

Agenda Evangélica: Salmo 51,3-6.11-14; Joel 2,12-19 (P); 2 Pedro 1,2-11; Mateo 6,16-21