El Altísimo no habita en templos hechos por manos humanas. Porque el profeta dice: “Así dice el Señor: ‘El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa pueden edificarme? ¿En qué lugar pueden hacerme descansar? ¿Acaso no soy yo quien hizo todo esto?’”
Hechos 7,48-50
Un pedazo de cielo – Dios celestial y muy cercano, con los pies en la tierra – una imagen maravillosa. El cielo y la tierra están conectados entre sí. Unidos por Dios, que se encuentra en el cielo y en la tierra. Cielo – que representa mucho bien, para nuestros sueños, para un futuro bueno, abierto, y a veces experimentamos un pedazo de cielo en un hermoso encuentro con una persona, en el amor, en la confianza, en un trozo de pan que nos sacia. A veces, cuando la vida se vuelve difícil y cada día es agotador, tal vez quiera yo huir al cielo, soñar al cielo para mí. Anhelar un lugar en el que todo sea más sencillo y fácil. ¡La tentación siempre está ahí! Escapar a un tiempo mejor. Desear estar en el cielo y olvidar todos los problemas no resueltos aquí. ¡Simplemente cerrar los ojos!
Tal huida del mundo no la permite el cristianismo. Y eso es de importancia fundamental para mí. El mundo es el lugar donde vivimos, donde experimentamos un pedazo de cielo. El mundo es el lugar de la prueba de la fe, no del cielo, ni de la Iglesia.
¡Dios está con ambos pies en la tierra! No muy lejos, pero aquí, en todas nuestras luchas, alegrías y esperanzas de un mundo mejor y más celestial.
“Ponte con los pies en la tierra, y mora con el corazón en el cielo.” (Don Bosco)
Heike Koch
Hechos 7,30-53