Entonces cortaron hojas de palmera y salieron a recibirlo, gritando: “¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!”

Juan 12,13

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos…, mis caminos son más altos que vuestros caminos,” nos recuerda la Palabra de Dios.
Así como el pueblo cantaba frases verdaderas, loas basadas en los milagros del hijo de Dios, la dirección de dichas palabras distaba de la orientación que Jesús le daba. Ellos, al ver que Jesús resucitaba a personas, lo vieron como el gran líder militar que necesitaban; con Jesús, de seguro, iban a desterrar a los romanos que habían traído ruina y sufrimiento. Los ojos humanos pueden ver solo hasta la línea de los montes, pero Cristo era ese Dios que estaba más allá de esos montes y que se acerca a nosotros, es el Creador de todas las cosas recreando vida nueva. Mientras el ser humano quiere una solución light, ahora, ya, Cristo busca una solución definitiva y que parte en la Cruz, pero llega al centro de la vida humana.
Quizás por eso no percibimos que las pruebas, los recovecos de la vida son parte de un plan mayor del Todopoderoso con nosotros. Si así lo percibimos, debemos sentirnos honrados pues estamos en sus planes y en sus manos; sabiendo que, siempre Dios, hace bien todas las cosas.
Quizás nuestra oración debería ser: “Padre, no sabemos qué pedir pero que tu voluntad sea en nuestra mente y corazón, y, transfórmarnos de tal manera que podamos ver las cosas desde tu visión y podamos vibrar con lo que nos tienes preparado a través de los siglos.”

Alexis Salgado

Juan 12,12-19

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