«Nuestros pies en su camino»: Propuesta litúrgica para celebrar año nuevo

 

Devocional de Año Nuevo: «Nuestros pies en su camino»

 

Preparación del Altar:
En el centro, se coloca una jarra de barro con agua fresca, un pan casero y una planta verde. Colocar hilos de colores (de lana u otro material) y también se puede poner un trozo de tela de arpillera de fondo para simbolizar la humanidad y el trabajo.

 

Apertura: La Luz que no se apaga
(Se enciende una vela grande)

Guía: Hermanas y hermanos, el tiempo de Dios no se mide en relojes, sino en encuentros. Al encender esta luz, reconocemos que el año que termina estuvo abrazado por la gracia de Dios y que el año que comienza ya está iluminado por su amor.

 

Canto sugerido: Dios está aquí (Canto y Fe N° 94).

 

Oración de Gratitud:
Dios de la Vida, te damos gracias por el pan compartido a lo largo de este año, por cada mesa abierta, por cada mano que ofreció alimento, tiempo y escucha, y por la comunidad que se fue tejiendo incluso en medio de la fragilidad; te agradecemos por las luchas ganadas, por los pequeños y grandes triunfos que nos devolvieron dignidad, por la fuerza que apareció cuando creíamos no tener más, y también por las lágrimas derramadas en silencio y en público, por los duelos, las ausencias y las heridas que nos dolieron, pero que no nos endurecieron, sino que nos enseñaron a ser más humanos, más compasivos, más atentos al sufrimiento de otros y otras, más conscientes de nuestra dependencia mutua, y más comprometidos con la vida que clama por justicia, cuidado, ternura y esperanza para todos y todas.

(Breve silencio para pensar en el año que pasó)

Dejamos en tus manos lo que fue, y ponemos en tus pies lo que vendrá. Amén.

 

Gesto simbólico: «El Agua de la Samaritana»
(Basado en el texto de Juan 4)

Jesús le dijo a la mujer en el pozo: «El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed». Al comenzar este año, a veces nos sentimos secos o cansados.

Invitar a las personas presentes a acercarse al cántaro y mojar sus manos.

Expresar que es un gesto simbólico de cuidado y memoria, donde cada quien puede mojar sus manos y de esta manera sentir la frescura del agua o dejarla correr entre los dedos, como signo de descanso y renovación interior para pensar en el tiempo que transcurrió y el año nuevo que inicia.

 

Una vez que las personas hayan hecho el gesto de mojar las manos, expresar lo sieguiente:

 

Que esta agua te recuerde la vida que se regenera y la fuerza que vuelve para seguir andando. Amén.

 

Canto sugerido: Bueno es alabarte Señor (Canto y Fe N° 173)

 

Lectura y Meditación: Isaías 43:18-19
«No recuerden las cosas pasadas, ni traigan a la memoria las cosas antiguas. ¡Yo voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en la tierra seca».

 

Reflexión:

Isaías nos pone frente a una palabra profundamente desafiante y liberadora a la vez: Dios no niega la historia ni borra lo vivido, pero nos invita a no quedar prisioneros del pasado, incluso cuando ese pasado está marcado por heridas, fracasos o dolores que todavía pesan.

Cuando el profeta anuncia que Dios hace algo nuevo, lo hace en un contexto de exilio, de cansancio colectivo y de esperanza debilitada; por eso esta promesa no es ingenua ni espiritualista, sino una afirmación potente: Dios sigue actuando allí donde todo parece estancado.

Desde nuestra herencia de fe protestante afirmamos que la memoria es un acto de justicia, porque recordar a las víctimas, las luchas y los procesos vividos nos compromete éticamente con el presente; pero también confesamos que la esperanza es la fuerza que nos pone en movimiento y nos abre al futuro que Dios sigue creando.

El camino en el desierto y el río en la tierra seca no son metáforas de evasión, sino señales concretas del compromiso de Dios con su pueblo, con la vida que resiste y se abre paso aun en contextos de sequedad, injusticia o agotamiento.

Esta palabra nos invita a afinar la mirada y el corazón para reconocer lo nuevo que ya está brotando, quizá de manera frágil, silenciosa o inesperada, y a preguntarnos con honestidad y fe: ¿en qué gestos, relaciones, decisiones o procesos estás viendo hoy nacer algo nuevo que Dios está haciendo en tu propia vida y en tu comunidad?

 

Gesto de Unidad: «Tejiendo la Esperanza»
Bajo el concepto de que ninguna persona camina solo en la fe y que somos parte de un cuerpo.

Se reparten hilos de lana de distintos colores, uno para cada persona, como signo de la diversidad de historias, experiencias y caminos que conviven en la comunidad. Luego se invita a que cada persona tome el extremo del hilo de quien tiene a su lado y haga un nudo sencillo, no para apretar ni atar con fuerza, sino para unir. El gesto se repite de manera encadenada, de modo que nadie queda solo con su hilo suelto: poco a poco se va formando una red común, frágil y a la vez resistente, hecha de muchos colores y de muchas manos. Al finalizar, la comunidad puede contemplar esa trama visible que no existía antes del gesto, pero que ahora los vincula y los sostiene mutuamente.

 

Breve reflexión:
Así como Dios promete abrir caminos en el desierto y hacer brotar ríos en la tierra seca, este gesto nos recuerda que lo nuevo también nace cuando nos dejamos unir, cuando aceptamos depender unos de otros y reconocemos que la vida se renueva en comunidad. Cada nudo es una decisión de cuidado y compromiso, y cada hilo de color distinto es señal de que la esperanza de Dios no borra las diferencias, sino que las entreteje para hacer posible un futuro compartido.

 

Canto sugerido: Que no caiga la fe (Canto y Fe N° 237)

 

Oración comunitaria:

Señor de la Vida, al comenzar este nuevo año te pedimos que nos enseñes a vivir en comunión, a reconocernos necesitados unos de otros y a no caminar aislados en medio de las dificultades. Que sepamos ser nudo firme y cuidadoso para quienes sufren, sosteniendo sin apretar, acompañando sin juzgar, permaneciendo aun cuando el cansancio o el miedo nos tiente a soltarnos. Haznos también red de apoyo para quienes luchan, para quienes resisten en contextos de sequedad, injusticia o dolor, para que la esperanza no se rompa y la fuerza vuelva a circular. Que en nuestra comunidad nadie quede a la intemperie, nadie sea invisible y nadie tenga que recorrer su camino en soledad, sino que, entrelazados por tu amor, podamos ser signo vivo del río nuevo que tú haces brotar en la tierra seca.

Padre nuestro que estás en los cielos…

 

Bendición de Envío
(Todos se toman de las manos)

Que el Dios que te creó a su imagen, te dé coraje. Que el Cristo que caminó con los excluidos, sea tu guía. Que el Espíritu que sopla donde quiere, te dé la palabra profética. Vayan en paz, el año es de Dios y el camino es nuestro.

Amén.

 

Canto sugerido: Enviado soy de Dios (Canto y Fe N° 150).

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