¿Qué es más fácil? ¿Qué le diga “los pecados te son perdonados”, o que le diga “levántate y anda”?

Mateo 9,5

Es habitual que escuchemos hablar de enfermedades psicosomáticas. Esto significa que la mente es capaz de enfermar al cuerpo. Somos una unidad, por lo tanto, si espiritualmente no estamos bien, tampoco lo estaremos físicamente.

Detrás de muchas de estas enfermedades hay guardados sentimientos como: odio, rencor, resentimiento, furia, enojo, bronca, des-precio, desesperación, amargura, decepción, envidia, etc. Actitudes que podemos relacionar con la falta de perdón, ya sea porque no nos perdonan o porque no nos perdonamos ni perdonamos a los demás.

Hace miles de años que Jesús murió por compasión hacia nosotros para liberarnos de nuestras faltas. Pero, ¡qué difícil se nos hace en-tender esto!

Parece que es más fácil tener sentimientos negativos que positivos. Sentimientos que arrastramos en nuestro diario caminar y a través del tiempo. Es entonces que nos enferman y nos dejan “inválidos”, inca-paces de avanzar en la vida, varados en el camino, atascados en emociones que borran la sonrisa y la alegría.

Sin dudas, las palabras de Jesús tienen mucho poder. El “inválido” se deja alcanzar por ese mensaje y permite que actúe, que haga efecto en él.

¿Estamos dispuestos a recibir ese perdón, ese regalo tan valioso que nos hace Dios? ¿Por qué nos cuesta tanto dejarnos alcanzar por la gracia del Señor?

Jesús nos invita a levantarnos y andar por la vida sin la carga de nuestros pecados. Nos invita a vencer la culpa que nos mantiene atados.

Señor: haz de nosotros tierra fértil capaz de recibir tu perdón, sentir-lo, practicarlo y transmitirlo. Ayúdanos a vivir un perdón que nos sane, nos flexibilice y nos haga libres. Amén.

Silvia Noemí Bierig

Mateo 9,1-8

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