Sábado 12 de julio

Así podrán portarse como deben hacerlo los que son del Señor, haciendo siempre lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios. Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría darán gracias al Padre, que los ha capacitado a ustedes para recibir en la luz la parte de la herencia que él dará al pueblo santo.

Colosenses 1,10-12

¿Cuán capaces somos de confiar, aceptar, soportar, con paciencia, tolerancia y alegría lo que el día a día tiene preparado para nosotros? Es más que obvio que, para lograr este tipo de serenidad, debemos pasar por procesos transformadores. Debemos alimentarnos espiri- tualmente. Debemos aprender y poner en práctica lo aprendido, y eso solo es posible si fortalecemos y trabajamos nuestra relación con Dios.
Los cristianos debemos confiar el timón de nuestras vidas en las manos de Dios y permitir que Él obre en nosotros y dé sentido a nuestro ser. Estar en las manos de Jesús es un proceso que nos hace parecernos más a Él y nos permitirá estar más cerca de Él. La presencia del Espíritu de Dios en nuestras vidas nos da sabiduría y entendimiento, nos da paz, tolerancia y paciencia, nos hace ser testimonio vivo de su presencia, nos permite ser reconocidos y nos distingue como sus hijos.
Padre celestial, danos fuerzas y fortaleza, sé tú nuestra luz y guía nuestros pasos hacia ti. Permítenos esperar con paciencia la transformación que tú preparaste para nuestras vidas, ayúdanos a ser testimonio de tu presencia en nuestra comunidad cristiana.

Iris A. Reckziegel

Compartir!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Print