Ya sea que vivamos, o que muramos, somos de Señor
Romanos 14,5-12

La vida de cada día nos invita a hacer y hacernos preguntas, cuánto más la muerte. Y así andamos, entre la vida y la muerte con preguntas, a veces que nos orientan, que nos llevan a mirar desde otro lado a descubrir y descubrirnos.
¿Y qué hay de la presencia de Dios en este recorrido?
En la carta a los Romanos, a través del versículo propuesto para hoy, en ese buscar se nos brinda como un espejo muy especial: a través de este espejo somos invitados/@s a descubrir nuestra imagen en el mismo Dios. Creo que esto puede ser una devolución profundamente amorosa, porque justamente lo que allí se expresa es nuestra pertenencia, nuestra identidad, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Un reflejo, que en medio de tantas incertidumbres y búsquedas, nos invita a despertar o a dormir en un renacer de la fe, porque vemos un regalo de poder ser en Dios. El mismo que nos crea, que nos dibuja, que nos da vida, que nos impulsa y nos consuela, que nos renueva y nos libera en sus manos nos recuerda que somos.
Y hoy te invito a reafirmar a Dios en tu vida, en la mía, a ese Dios que nos libera en su misericordia, en su amor, en su verdad. A ese Dios que nos recuerda que para Él sos valioso/@, digno/@, importante, sos su hija, su hijo, desde su presencia podemos descubrir un nuevo horizonte y te llama, nos llama a ser de Él. Amén.

Marisa Andrea Hunzicker

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