Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
1 Corintios 12,4-7
Estos versículos forman parte del capítulo donde Pablo explica que, aun perteneciendo a una misma iglesia, todos tenemos diferentes funciones que cumplir en ella. La analogía del versículo 12 de este capítulo explica esto, usando la imagen de un cuerpo humano donde cada miembro (ojo, oreja, manos) tiene su propia función de gran importancia y que aún así forman parte de un mismo cuerpo.
Podemos ver hermanos y hermanas entristecerse y dudar de su compromiso con el Señor por no manifestar los dones que ven en otros, aunque sí manifiesten dones, sin darse cuenta de la importancia de haber sido escogidos por medio del Espíritu Santo para tenerlos.
Es cierto que debemos anhelar los mejores dones, pero ese pensamiento puede ser peligroso para nuestra fe si se interpreta equivocadamente, al poner nuestra valoración de las cosas por encima de la del Señor.
En momentos así debemos orar al Señor, pedirle entendimiento para saber por qué fuimos escogidos para recibir esos dones, sabiduría para saber cómo utilizarlos para su gloria, y dar gracias porque él, en su vasta sabiduría y amor, nos dio esos dones para nuestro provecho y el de quienes nos rodean.
Dios nos ama y siempre quiere y sabe qué es lo mejor para nosotros, y estos dones son prueba de ello. Entender esto es una de las cosas más importantes que podemos aprender en nuestra vida de fe.
Martin Alonso