Los que están de luto deben portarse como si estuvieran de fiesta, y los que están de fiesta deben portarse como si estuvieran de luto; los que compran deben vivir como si nada fuera suyo.
1 Corintios 7,30
El apóstol Pablo nos brinda en sus palabras una reflexión acerca de la actitud que debemos adoptar en este mundo en constante cambio y transitoriedad. Nos invita a abrir nuestros ojos para que, en medio de la fluctuación de las circunstancias, podamos vivir de una manera que trascienda las apariencias externas y las posesiones materiales. Esta enseñanza se encuentra arraigada en la creencia de Pablo de que Jesús regresaría pronto, y esta expectativa influenciaba profundamente su perspectiva sobre la vida y el mundo.
La idea de que Jesús volvería pronto era un elemento central en la enseñanza de Pablo. Él creía firmemente en la pronta venida del Señor y alentaba a los creyentes a vivir con una conciencia constante de este evento. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta expectativa generó algunas tensiones en la comunidad cristiana, ya que algunos comenzaron a preguntarse cuándo se cumpliría realmente esta promesa.
Sin importar cuándo ocurra la segunda venida de Cristo, debemos vivir de una manera que refleje los valores del Reino de Dios en lugar de mantener un estilo de vida egocéntrico y egoísta, lleno de violencia que desprecia las opiniones de los demás. Los cristianos debemos mantener una actitud de humildad y desapego, reconociendo que este mundo es el sitio donde Dios nos ha puesto para ser testimonio del amor y la paz.
Esta enseñanza nos desafía a examinar nuestras propias creencias y expectativas sobre el futuro, recordándonos que nuestra esperanza en Dios no debe basarse en eventos temporales que aún no han ocurrido, sino en la fe constante en su amor y propósito eterno. Es un llamado a vivir de manera auténtica, enfocados en lo que realmente importa: amar a Dios y a nuestro prójimo, independientemente de las circunstancias cambiantes que enfrentemos aquí y ahora.
Eugenio Albrecht