Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero.

Lucas 22,5 (BPD)

El apóstol Pablo nos dice: “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (1 Timoteo 6,10)

El dinero es un bien que usamos para comprar lo que necesitamos y pagar nuestras cuentas. ¿Qué pasa cuando lo que se compra con dinero es nuestra voluntad? ¡Nos convertimos en mercancía! y nuestras decisiones tienen un precio. Jesús tuvo un precio, el equivalente al costo de un esclavo. ¡Pero Judas también fue comprado! Y lo que parecía un gran negocio le valió la muerte pues la conciencia le pesaba. La mundanidad que se nos pega con facilidad nos empuja todo el tiempo a pensar que el dinero todo lo compra, incluso la felicidad. Y que todo es posible si tenemos dinero. El dinero nos puede hacer generosos o avaros. En sí mismo no es ni malo ni bueno. Es el uso que le damos. Pero estemos atentos que por estar inmersos en un sistema que sobrevalora el poder adquisitivo, no terminemos nosotros teniendo un precio o valorando a quienes nos rodean por lo que tienen. ¡Recordemos que no se puede servir a Dios y al dinero! Pues como dice Lutero se atenta al mandamiento: Ama a Dios con todo tu corazón y tu alma y no tendrás otros dioses fuera de mí. Que Dios nos ayude.

Sergio López

Lucas 22,1-6

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