Los que hicieron caso de su mensaje fueron bautizados.

Hechos 2,41

En un encuentro, sentados entre varios participantes, mi vecino más inmediato me dijo: Este discurso suena a “lata”. Percibí que no tenía contenido convincente para él. Creo que en muchas ocasiones estamos confrontados a tales realidades de “discursos vacíos”, vacíos de contenidos constructivos para la vida.

En el libro de Hechos de los Apóstoles se describe cómo la gente está reunida frente a los apóstoles, escuchando el discurso de Pedro. Ellos se dan cuenta de que el mensaje del Cristo en la cruz va mucho más allá que el Gólgota. A ese Jesús que fue crucificado, “Dios lo ha hecho Señor y Mesías” (V.36), dice Pedro. La gente comprende que es ése el momento en que Dios extiende su mano para dar la oportunidad salvífica para los que lo aceptan.  En realidad sería en vano que un salvador se esfuerce a dar ayuda al que lo necesita, si éste no acepta la mano extendida, no confía, no cree…  Los que creen en el mensaje sincero de Pedro, consideran que deben ponerse en movimiento, hacer algo para ser partícipes de la obra divina.

“¿Qué debemos hacer?”  Para Pedro eso era claro, así como lo es para muchos mayores en la Iglesia. Aceptar a Dios significa acercarse a él y sentir su Espíritu en nosotros. Muchos jóvenes que han sido bautizados y siguen confirmando su Bautismo sienten ese Espíritu Creador y lo renuevan constantemente en palabras y hechos en la Iglesia.

Señor, nuestro Dios, danos la sabiduría para anunciar tu Evangelio a todas las generaciones. Bendice a aquellos jóvenes que en muchos lugares dan su tiempo para que tu evangelio viva. Amén.

 David Weiss

Hechos 2,37-41

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